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Las hormonas sexuales y el cerebro
Los hombres y las mujeres pensamos, sentimos y actuamos diferente, pero ¿por qué? Se sabe, aunque no siempre lo comprendemos en nuestra vida diaria, que el cerebro de una mujer es distinto al de un hombre. Así, por ejemplo, en el hipotálamo (zona del cerebro que regula una gran cantidad de procesos fisiológicos, entre otros, el control de la temperatura y el del ciclo sueño-vigilia), hay regiones que participan en la conducta sexual cuyo tamaño, cantidad de células o las sinapsis (estructuras de comunicación entre dos neuronas) que establecen son diferentes en individuos de un sexo o de otro, lo cual repercute en la vida de todos nosotros. Estas diferencias se basan en un fenómeno muy interesante, conocido como diferenciación sexual del cerebro, en el que la participación de las hormonas sexuales es fundamental.
Ignacio Camacho Arroyo
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Los murciélagos, ¿héroes o villanos?
En el siglo XIX y principios del XX, las grandes explotaciones (ranchos, estancias) de bovinos de Argentina, Brasil, México, Perú y Venezuela sufrían la pérdida de animales por una enfermedad que en Brasil llamaban peste das cadeiras, en México derriengue o derrengadera, y con otros nombres en distintos lugares. Los animales afectados por esta enfermedad fatal presentaban signos nerviosos como agitación, parálisis de los miembros posteriores que evolucionaba a parálisis generalizada, dificultad para respirar y deglutir, y respuesta exagerada a estímulos externos como luz, sonido, etcétera.
Sin embargo, en aquella época no se conocía el origen de esta enfermedad. No fue sino hasta los años treinta del siglo XX que los estudios de investigadores latinoamericanos como Queiros Lima (1934), de Brasil, demostraron fehacientemente que esta enfermedad, que diezma al ganado, no era otra sino la rabia, conocida hace milenios en el antiguo continente, pero que en este caso era transmitida por murciélagos hematófagos, además de perros, lobos o zorros.
En México, entre 1944 y 1945, el doctor Téllez Girón (1944) demostró que la enfermedad, conocida también en nuestro país con los nombres de huila, tronchado o renguera (dependiendo de la región) era igual a la peste das cadeiras del Brasil, y que correspondía a la rabia ancestral, como había descrito Queiros Lima. ¿Quién iba a decir en aquellas épocas que actualmente, en los albores del siglo XXI, contamos con evidencias de que la rabia tiene su origen precisamente en los murciélagos, y que de ahí pasó a los carnívoros terrestres, los animales que se describieron primero como la raíz de este mal?
Álvaro Aguilar Setién y Nidia Aréchiga
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Los dragones del Edén
Debido a la creencia generalizada (al menos entre los guardianes de los zoológicos) de que los chimpancés adultos son demasiado peligrosos para residir en un hogar o medio similar tras alcanzar la pubertad, Washoe y otros chimpancés que habían llegado a un notable dominio del lenguaje fueron retirados de las casas en que se encontraban sin que ellos lo solicitaran. He aquí la razón de que no tengamos datos consistentes sobre las facultades de expresión de los monos y simios adultos. Una de las cuestiones más interesantes sería saber si una hembra de chimpancé dotada de aptitudes para la expresión verbal podría transmitirlas a su descendencia. Parece muy probable que así sea, y que una comunidad de chimpancés inicialmente facultada en el terreno del lenguaje por señas esté en condiciones de transmitir el lenguaje gestual a otras generaciones.
Carl Sagan
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